El origen de la cascada del Asón

Leyenda extraída del libro «Leyendas del Valle de Soba» del profesor Sáinz de Santomil. Publicada en el Cuadernos del Valle del Asón nº 1 en diciembre de 1996

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La célebre cascada del Asón, que da nacimiento al río, es una de las maravillas de este hermoso valle de Soba. Antaño se suponía que fuese el apéndice caudal del caballo blanco de Santiago, sumido milagrosamente en la roca, en espera del santo guerrero para nueva cruzada…; pero no. Estos restos de leyendas medievales, que flotan aún entre las tradiciones del país. El origen mítico es muy anterior, allá de tiempos de paganía…

Pues, señor, que en el cantil de frente al de la cascada, que constituye tan fantástica cañada, existe una cueva ya casi hundida al construir la carretera y que a ojos de ingenuos se aparece sin nada extraordinario. Y, no obstante, allí vivieron existencia secular dos hermanas Anjanas con apariencia de humildes ancianas. Pocas veces se dejaban ver bajo formas de juventud y belleza. Una tenía los cabellos de oro y la otra, de plata… Las dos, muy buenas; pero ésta última tenía un carácter tan alegre, que sus risas, aunque invisible, y sus humorísticas aventuras, servían de comentario no siempre amable en las veladas invernales en las cabañas del contorno, mientras en las sombras suena el aullido temeroso del lobo y la ventisca silba en los collados… Los constantes consejos de la hermana fueron inútiles para tornar su humor, antes bien, acrecentóse con ello, llegando en ocasiones a los límites de la paciencia de las víctimas.

Se recuerdan, como entre nieblas, algunos sucesos dignos de ser salvados de la acción mortal del tiempo…

Juan se levanta antes que el sol. Ha de ir a ver la feria de Arredondo y quiere llegar de los primeros. Mas al enfundarse en el traje de fiesta, le es imposible hacerlo por estar cosido muy finamente por varias partes. Su carácter salta violentamente, y entonces oye una risa lejana y armoniosa como música, que le explica el misterio y calma en el acto la nube de furor…
¡Ya lo hizo! La Anjana blanca…

Ahora es media noche y aún cantó el gallo… ¿Qué desconcierto de campanos da el gran susto a todos en la cabaña de Pedro ?… ¿Qué demonios acontecerá en la cuadra ?… Y allá baja Pedro con su cachaba y su candil. ¡Señor! Ni un animal se movía y hasta el collarón colgado de la viga se dedicaba a su danza fantástica. ¡Por ahí anda la Anjana de plata! Suena el violín de una risa no se sabe dónde y retorna la tranquilidad…

Y es Lola, la gentil que lleva las vacas al prado cercano. ¡Ay madre! ¿Qué les pasa a las ternerucas? ¡Buen nudo les hicieron con los rabos! ¡No tiréis, tochas! Y la güela dice: ¡Chacha! La Anjana blanca anduvo en ello… Y la gentil pastora suspira: ¡Si la Anjana me diese un buen novio!…

Chus era un niño con un sueño tan profundo que eran incapaces sus padres de despertarle por las mañanas. ¡Y con las labores que tenía que hacer el mi pobre! Ya cansados, una vez le dijeron: Que venga la Anjana blanca a despertarle. Y así fue… Los primeros rayos daban en las cumbres, y Chus sale sin ser visto y anda que te anda, cae al río… Con la impresión despertó y oyó en la cueva próxima una risa loca y jovial. Nadie se enteró. Volvió a casa y desde aquel día fue el más madrugador de la cabaña…

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¿Y la torta de la tía Antonia la del Cotero, que en vez de con azúcar fue hecha con sal? Así se podían citar muchos acontecidos…

Cansada la hermana de la cabellera de oro de tal sembradero de inquietudes, aunque siempre inocentes, tras mucho meditar decidió llevar la tranquilidad a los apacibles habitantes de la cañada. Y una noche, mientras dormía su alegre hermana, mediante signos y palabras cabalísticas, la trasladó invisible hacia la naciente del río y allí la sumergió confundida con la roca. Pero como era de noche sin luna, no observó que la larga cabellera argentada quedaba flotando al aire.

Así fue que antes se deslizaba el agua desde la altura plácidamente por la pared del cantil. Y desde aquella noche es la cabellera de plata de la Anjana la que llega hasta el fondo, vehículo de las gotas invisibles… Porque no hay que dudar que es de plata pura; pero acontece que para quien va a llenar de ella odres y marmitas, presto se le trueca en agua fresca y transparente. Y ante esta última humorada suena el rumor de la cascada mágica, que no es otra cosa que la Anjana, que siempre ríe y ríe.

¡Ya nadie va a por plata a la cascada! ¡Tesoros encantados, flores de ilusión!

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¡Y ahora estamos en plena tragedia!… Cuando la Anjana de áureo cabello pretendió salvar a su hermana de la prisión, acaeció que había olvidado completamente el ritual preciso para ello… Y muy triste, muy triste, marchó por Hornedo hacia Brenavinto, bajo cuyo lago es cierto que existe un palacio maravilloso, donde se guarda monumental biblioteca de libros perdidos o aun no conocidos. Y entre sus sabias páginas va por siglos y siglos la pobre Anjana buscando el arcano que torne a su hermana al eterno despertar. Mientras tanto, la cabellera de plata sigue y seguirá con su risa musical, que semeja canción, flotando en la brisa aromada y luciendo con el sol las joyas de sus irisadas policromías.

 

El artículo también fue publicado en nuestro blog de Turismo Activo en el Alto Asón